Re-Pensando a la crisis global del COVID-19. Las posibilidades de una recuperación económica de la Argentina

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Cástor López

Resumen

Este renovado ensayo, basado en el anterior "pensando la pandemia" de octubre del pasado año 2020, ya no podría ser presentado con el carácter de preliminar, al menos en el grado tal como en el de aquella oportunidad, pese a que, tanto entonces con 7 meses transcurridos desde el inicio de la pandemia en el caso de nuestro país, como ahora con 17 meses de proceso de la pandemia, con la acumulación de efectos, negativos y positivos, de las numerosas y prolongadas cuarentenas asociadas a ella y de los test y de las vacunaciones. Por entonces las incógnitas eran muchas más que las certezas, si bien ambas siempre relativas; y la simplificación de la dicotomía salud pública versus economía, todavía podía parecer también relativamente válida. En esta renovada versión de repensar a la pandemia", se incorporan las estrategias de los tests y de las vacunaciones, como así también las sucesivas mutaciones del virus. Desde allí, se podría plantear la posibilidad de la verificación de una hipótesis de una gradual convergencia entre las relevantes variables de la salud pública y la actividad económica. Actualmente, ya sabemos que la economía argentina cayó casi un -10 % de su PIB (Producto Interno Bruto) durante el año pasado, constituyéndose así en la 2da peor caída económica de nuestra historia moderna. Solamente superada, hace casi 2 décadas, en el año 2002, cuando la contracción económica resultó de casi un -11 %. Los efectos de ambas muy críticas situaciones, si bien con causas distintas, van cobrando cada vez más similitudes en sus resultados económicos derivados. Estos resultados incluso se equiparan aún más, cuando se recuerda que, al igual que en los años 2000 y 2001, en los 2 años anteriores a la pandemia, 2018 y 2019, la economía argentina ya se había contraído en alrededor de un -5 % acumulado del PIB en ese par de 37 años previos. Generándose así, inéditamente, 3 años consecutivos de un ciclo de recesión económica. Este renovado ensayo continúa aún detrás de los mismos 2 grandes objetivos enunciados en el anterior escrito, si bien ahora, como se refirió, con la incorporación de nuevos agentes protagonistas. Además de la pandemia y de las cuarentenas del año 2020, este año surgieron desde la salud pública también los tests, las vacunaciones y las mutaciones del virus y; desde la macroeconomía, los efectos de las cuarentenas y de la importante (6 % a 7 % del PIB) emisión monetaria efectuada, sin la contra cara de una demanda de dinero relativamente similar. El primer objetivo del ensayo sigue siendo el de profundizar y continuar con la propuesta del debate acerca de si la aparición masiva del virus es un mega-punto de inflexión global o de cambio de era. Esto es si el virus, con sus posteriores y sucesivas mutaciones, a modo de un prolongado çombate biológicoçon las defensas y luego con las vacunaciones, sumado a la anterior etapa de la milenaria táctica de las cuarentenas, sólo modernizada por los tests, los efectos siguientes derivados del ralentizarse"de la economía, del “stress” de los sistemas de salud pública y privada, de las estrategias de los tests y de las vacunaciones ¿tiene las cuantías y las características necesarias y suficientes para ser considerado como un mega evento disruptivo y global? El segundo objetivo del ensayo, de cara a las 2 profundas crisis enfrentadas por nuestro país en los primeros 20 años del siglo XXI. 1) la de los años 2001/2002, que dejó muy graves secuelas hasta el día de hoy; y 2) la presente, de los años 2020/2021, que está aún en proceso. Ambas nos interpelan acerca de ¿cuál será la más probable evolución de Argentina, en términos relativos a la región y al mundo, durante el resto del siglo XXI? Fundamentalmente, en cuanto a las restricciones adicionales a las ya preexistentes, nada menores, que le impondría a nuestro país resignar aún por varios años más la condición alcanzada de país “emergente”. Pero ahora nuestro país, al ya no ser considerado más .emergente", incluso ni con la siguiente categoría "de frontera", sino de una inédita categoría aún inferior, la de "standalone". Ello significa la aplicación de muy estrictas restricciones al acceso al crédito global de parte de todas las entidades financieras internacionales y, por ende, con muchas menores posibilidades futuras de inversiones relevantes, de la generación de nuevos empleos privados registrados y de un proceso de crecimiento económico sostenido en el largo plazo. En nuestro país se van acumulando, tal como si fuesen sucesivas capas geológicas yuxtapuestas los periódicos y muy graves desequilibrios cambiarios, fiscales y monetarios de las últimas, al menos, 2 décadas. Todos ellos atentan contra el ahorro interno, contra la inversión, la generación de empleo y el comercio exterior. En suma, contra la producción total agregada, contra un mayor nivel de las transacciones de la actividad económica y, finalmente, también contra las posibilidades de un crecimiento económico sostenible en el largo plazo. El proceso se visualiza mejor cuando se recuerda, como ya se refirió, que los años 2018 y 2019 fueron muy difíciles, porque se interrumpió abruptamente el financiamiento, vía deuda externa, del déficit fiscal. A ello se sumó en el año 2020, la pandemia y las cuarentenas 38 asociadas a ella y, pese a refinanciarse la deuda pública, no se logró aún generar la suficiente confianza para reabrir la posibilidad del crédito externo, sino que, por el contrario, se incrementó la incertidumbre y se cerró aún más el acceso al ahorro, tanto externo como interno. Recordemos que el sector público de nuestro país, al momento de enfrentar la pandemia, no disponía de crédito externo ni de reservas de contingencia, por lo que la respuesta fue necesariamente la alta emisión monetaria referida, de unos 6 a 7 puntos del PIB. Estos son alrededor de $2,5 millones de millones (billones) de pesos que, si bien evitaron una crisis de la economía real y social seguramente aún mayor en el corto plazo pero que, inevitablemente, al duplicar la base monetaria sin una mayor producción, traerá consecuencias muy negativas en la moneda nacional en el mediano plazo. En el pasado año 2020 sufrimos los efectos directos de la pandemia del virus y de las cuarentenas utilizadas para mitigarla en términos de la salud pública, pero no así de la actividad económica. Este año 2021, estamos enfrentando ahora los efectos de las sucesivas mutaciones del virus, de la capacidad de detección de los tests y de las estrategias de las vacunaciones, más los ya referidos efectos indirectos derivados: recesión más inflación y un rebote.económico que se debilita cada vez más.

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Cómo citar
López, C. (2021). Re-Pensando a la crisis global del COVID-19. Las posibilidades de una recuperación económica de la Argentina. Revista Nuevas Propuestas, (57), 37–56. Recuperado a partir de http://ediciones.ucse.edu.ar/ojsucse/index.php/nuevaspropuestas/article/view/397
Sección
Artículo original
Biografía del autor/a

Cástor López, UNSE

Catedrático en la Facultad de Innovación y Desarrollo e investigador de UCSE.
Profesor e investigador en las Universidades Nacional (UNSE) desde 1980 y Católica (UCSE) de Santiago del Estero desde 1994.

Citas

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